Un 8 de Marzo de 1857, un grupo de obreras textiles tomó la decisión de salir a las calles de Nueva York a protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban, y a partir de esa fecha se sucedieron distintos movimientos como el del 5 de marzo de 1908, en el que resultaron muertas 129 trabajadoras de una fábrica textil. Fue en 1910 cuando se aprobó declarar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora y en España el primer 8 de marzo se celebró en 1977.

Hoy es un momento para reflexionar sobre todo aquello que se ha logrado gracias a esas valientes y maravillosas mujeres que iniciaron hace más de 100 años este difícil camino de la igualdad. Un día para que siga el proceso de cambio iniciado, para no descansar y cambiar esas cabeceras de noticias que anuncian continuamente esa triste desigualdad.

En todo el mundo, a las mujeres se les paga solo del 60 al 75 por ciento de lo que los hombres ganan en promedio.

El 70 por ciento de los 1.5 billones de personas en el mundo que viven en pobreza extrema (menos de $ 1.00 por día) son mujeres.

155 países tienen al menos una ley que limita las oportunidades económicas de las mujeres, 100 países tienen leyes que restringen los tipos de trabajos que las mujeres pueden hacer.

En 18 países del mundo, los hombres pueden evitar que sus esposas acepten empleo.

La importancia de empoderar a las mujeres, mejorar sus vidas y fortalecer a las sociedades en su conjunto, generación tras generación, hará real una esperanza por el cambio.

Hoy más que nunca la mujer tiene que ser una «Supermujer» que rompa con convecionalismos, una persona independiente, fuerte, libre que realiza un viaje hacia el cambio de una sociedad  que debe escuchar y resaltar su papel.