Vivimos en un tiempo donde nos enfrentamos a continuos conflictos sociales, situaciones de estrés, dificultades económicas que están suponiendo un desafío constante para nuestra salud emocional y nuestra fuerza mental.

Aprender a lidiar y luchar contra la tensión de diferentes conflictos, contra la decepción o la incertidumbre, se convierte en un reto que nos puede generar un miedo que nos paralice, frenando nuestras capacidades, energía y potencial individual.

Este reto debe ser aceptado como oportunidad, a pesar del sobresfuerzo a nivel físico y mental que supone, puede favorecer nuestro crecimiento personal así como influir en nuestra capacidad de recuperación emocional ante dichas dificultades. Las personas que son mentalmente persistentes no solo son capaces de recuperarse antes, de situaciones complejas, sino que las aceptan de manera optimista como un desafío.

La resiliencia es un término que relacionamos con la capacidad de adaptación y supervivencia ante situaciones hostiles que nos permite a las personas empoderarnos con esperanza, perseverancia y recuperarnos a nivel emocional de dichas situaciones desfavorables.

Esta aceptación de la realidad inmediata permite armar a la persona, lograr una mejora de su bienestar y permite que resurja como el ave fénix, para confrontar aquello negativo de modo más óptimo .

Factores como un autoconocimiento emocional, una visión positiva de uno mismo, la confianza en las virtudes o recursos personales y las habilidades de resolución de conflicto en la persona positivilitará frenar cualquier impacto negativo. Es importante recordar que la confianza en la persona y la fuerza que tiene, son capaces de cambiar el desarrollo de nuestra vida y las circunstancias que la rodean.

La toma de conciencia de sí misma y del entorno que la rodea, el manejo efectivo de los sentimientos y el control emocional de las conductas ayudará a entender las situaciones disfuncionales en las que pudiera verse inmersa.

El rasgo resiliente es algo que podemos construir, cultivar y mejorar. La conciencia del cambio como una oportunidad y una visión amplia del nuestro alrededor beneficia el desarrollo de dicha actitud.

Tener un propósito en nuestra vida, fortalecerá nuestra resistencia, nuestro esfuerzo, nuestra rutina y nuestra lucha en días difíciles. Aceptar que los problemas y los cambios como algo inevitable pero temporal, nos preparará y ayudará a superarlos.

El cambio es algo estrechamente ligado a nuestras vidas, plantear metas diferentes o nuevas en un momento como el actual puede parecer algo difícil e inalcanzable, pero puede ser el cambio necesario que buscábamos.