¿ESTÁS LUCHANDO POR NO QUEMARTE EN EL TRABAJO?

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Esta situación de quemazón o burnout puede surgir en la vida de cualquier trabajador o trabajadora donde se destaca entre otros aspectos un claro agotamiento emocional, una incapacidad para desarrollarse personalmente y un sentimiento negativo cronificado en el tiempo. Los altibajos que puedan existir dan lugar a situaciones de conflicto, tensión y estrés que desembocan en un deterioro a nivel personal y en la calidad del  servicio que ofrezcan estas personas en su trabajo.

Gil-Monte (2005) definen este fenómeno como una respuesta psicológica al aumento de estrés de carácter interpersonal y emocional. Las características de este síndrome muestran componentes de tipo:

  • cognitivo (pérdida de ilusión),
  • emocional (desgaste psíquico),
  • actitudinal (actitudes negativas como indolencia o despersonalización) y,
  • otros en ocasiones relacionados con el sentimiento de culpa.

Una forma de prevención reside en la capacidad que la persona tenga para percibir y evaluar las emociones de uno y de los demás. Esta capacidad emocional actuaría como un agente activo y consciente para detectar un posible inicio de dicho agotamiento.

De este modo esta persona podría gestionar su forma de actuar y pensar en su beneficio, buscando alternativas o estrategias que pudiesen lograr mayores cotas de estados positivos y disminuir aquellos de índole más negativo.

Una persona que tenga desarrolladas habilidades socio-afectivas, una alta autoestima, un adecuado autoconocimiento, que destaque sus propios recursos personales y que sepa canalizar y mostrar sus emociones, en definitiva que tenga una mayor inteligencia emocional, tendrá mayores posibilidades de resolver aquellos conflictos, problemas o situaciones difíciles que puedan surgir en el ámbito laboral.

Seligman y Csikszentmihalyi (2000) dentro de la psicología positiva señalan que las emociones positivas, experiencias positivas así como rasgos individuales positivos, tiene efectos sobre la salud y amplia los recursos personales (físicos, intelectuales, psicológicos o sociales) la satisfacción, la motivación y la calidad de vida del individuo.

La inteligencia emocional tendrá un papel muy importante para evitar que surjan síntomas negativos y de malestar emocional, a la vez que permitirá afrontar de manera más adecuada situaciones cotidianas de contenido negativo o estresante.

La complejidad de las situaciones en las que las personas pueden verse inmersas, implica que  para afrontarlas se requiera poner en juego numerosos conocimientos, procedimientos, actitudes y actuaciones estrechamente vinculadas con dicha inteligencia emocional.

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