LA CERCANÍA AL PACIENTE: COMO LO HACEMOS.
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La comunicación entre las personas ha sido siempre un componente clave en desarrollo del ser humano y en la creación de relaciones. Poseer habilidades sociales facilita la relación, la comunicación con otras personas y significa tener un óptimo autocontrol emocional.
Las habilidades comunicativas son un elemento importante en el desarrollo (y cuidado) de amistades y en la construcción de una red de apoyo social firme. La capacidad de un emisor para trasladar de manera adecuada información a un receptor no solo hace que se respete las necesidades de este último sino cuida las del propio emisor.
Es importante señalar que las personas no nacemos con habilidades comunicativas naturales, fijas e inmejorables sino que como cualquier otra habilidad , se puede aprender o mejorar mediante su práctica. Para desarrollar una comunicación efectiva debemos estar predispuestos a llevar a cabo un proceso complejo que debe ser interiorizado a nivel psicológico para que nuestro intento de comunicación efectiva no fracase de manera estrepitosa.
En ámbitos como la salud (los y las médicos, enfermeros y enfermeras, etc.) la relación con la paciente es uno de los elementos más importantes que reflejará la calidad de los cuidados y el servicio que se prestará. Aquellas personas profesionales involucrados en estos procesos de intercambio de información deberán recibir de manera innegable un entrenamiento específico que les pueda dotar de unas adecuadas habilidades de comunicación eficientes.
Los profesionales de la salud en muchas ocasiones muestran dificultades para dar expresividad a la información que desean trasmitir al paciente. Esta falta de participación emocional e incapacidad para expresar sentimientos, una calma demasiado fría y un razonamiento demasiado técnico, incluso en las situaciones urgentes, puede actuar como barrera comunicativa y ser considerada menos profesional, debilitando así “la imagen” de seguridad y omnipresencia.
Se antoja necesario la implementación de una determinada formación en habilidades y estrategias comunicativas de calidad que permitan informar al paciente de su estado, su evolución de una manera en la que este se sienta cuidado, escuchado, atendido más allá de la competencia técnica de la persona profesional.
Esta adquisición de herramientas y la puesta en práctica de unas mejoradas habilidades de comunicación influye de manera innegable en el desarrollo de una relación significativa y confiable entre profesional y paciente que beneficia a ambas partes. Cuando un paciente reconoce y entiende mejor una dolencia, habiendo existido una fluidez en la relación con la persona profesional, el impacto sobre el nivel de satisfacción del paciente es más positivo lo que influye directamente en un mejor y mayor seguimiento de los consejos o pautas médicas.
Este progreso diario de la persona profesional a través del desarrollo de instrumentos básicos de comunicación están vinculados a la calidad y capacitación profesional así como control de los síntomas de la persona atendida.
Esta mirada atenta hacia esta capacitación profesional podrá influir en una confianza sólida, mayor satisfacción en la relación terapéutica, un mejor diagnostico y una mayor comprensión de los posibles problemas del paciente. Además, podría reducir la carga emocional negativa que surge en momentos difíciles y frustrantes que viven ambos polos (profesional vs paciente) en dicho ámbito de acción.