Caminamos por nuestra vida sin casi mirarnos, sin atender a las personas con las que nos cruzamos por la calle, en el tren o incluso en la tienda donde hacemos nuestra compra.

La vida que tenemos, la velocidad a la que vivimos, la búsqueda de respuestas inmediatas a nuestras constantes dudas o preocupaciones  hacen que seamos un ente funcional que pocas veces se para, mira a su alrededor y observa cada cosa que sucede de modo pleno.

Hoy más que nunca la inquietud o la incertidumbre están muy presentes, lo que puede generar una mayor desatención, bloqueos y comportamientos automáticos e individualistas. Compramos compulsivamente, sin pensar en los demás y creyendo que nuestra situación individual dista de la ajena.

Pero la verdad es que sumergirse en la aventura de una conciencia plena, conectándonos con aquellas personas de nuestra comunidad, que aunque desconocidas, comparten en estos momentos de dificultad un problema común, inusual y urgente, cultivará nuestra serenidad, nuestra calma de modo más objetivo y atenderá a los escenarios que vayan ocurriendo, de forma menos automática y más saludable.

Esa nota a una vecina donde le facilitamos nuestra ayuda, apoyo y cercanía o una actitud grupal de reconocimiento a determinadas de personas por su incansable trabajo son aspectos que también surgen en estas situaciones de conflicto y que generan cambios positivos en nuestra comunidad.

El trabajo en equipo ha conseguido siempre frenar aquellas condiciones difíciles o negativas, ansiosas, de estrés continuo y de carácter desmotivante que experimentamos,  a través de una paciencia conjunta, reflexión y una especial atención a la búsqueda de soluciones centradas en el bien común.

Cada vez más en un mundo global, que interacciona constantemente, en un trabajo con diferentes personas, desconocidas con las que llegar a acuerdos que a veces parece algo imposible.

Los desafíos a los que enfrentamos como la desigualdad, la pobreza, el desempleo juvenil o el cambio climático entre otros muchos existentes, cobra gran importancia el trabajo en equipo de todas las diferentes personas que conformamos la sociedad (unas quizás a veces con mayor responsabilidad que otras) debiendo tomar parte en la búsqueda de soluciones.

En hospitales abiertos las 24 horas en los que cada paciente no es igual sino único con sus aspectos individuales y concretos, que es visto por diversos profesionales de la salud, que quizás ni se conozcan entre ellos, que realizan turnos en distintos departamentos pero que coordinados buscan dar el mejor trato y la mejor atención posible.

En este caso todos los heterogéneos profesionales de la salud, con ideas diferentes o enfoques distintos, buscarán soluciones, tratamientos o abordajes que favorezcan al paciente.

Entender que trabajos como este, tan cambiante, impredecible, con una carga de trabajo tan grande y sin descanso puede provocar muchas veces una gran incertidumbre que consigue hacernos sentir solos y desalentados .

Cuando atendemos a los problemas junto a otras personas de manera empática con una mirada conjunta en búsqueda de la solución, ello genera sinergias y dinámicas positivas, más gratificantes, consiguiendo cambios positivos y una mejora del bienestar de las diferentes personas.

Este efecto dominó positivo sigue una línea proactiva sobre la comunidad y un éxito de sus metas, que se podrán medir entonces por el progreso de nuestros avances en conjunto que nos mantenga enfocados en un propósito holístico y de interés general.

Manteniendo la pasión en lo que hagamos y una actitud positiva en la búsqueda de soluciones ante los obstáculos que convertiremos en oportunidades, conseguiremos revertir cualquier situación difícil que pueda surgir.