La Igualdad de Oportunidades como seña de identidad organizativa
Publicado por xabi rodriguez en / 0 Comentarios
Porque lo que no se mide, no existe y no mejora. Midámonos, también, en materia de igualdad de oportunidades
A comienzos de la Revolución Industrial, William Thomson, escribió, “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”
Estamos familiarizados en nuestras organizaciones con el uso de indicadores para medir la tasa de rotación, absentismo, promociones internas, EBITDA, ROCC, pero, ¿cómo medimos la igualdad de oportunidades en nuestra empresa? ¿qué sabemos de cómo medir la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en nuestra compañía?
Nuestro compromiso con la igualdad, comienza cuando incluimos la igualdad en el Plan Estratégico de nuestra empresa. Con este compromiso por parte de la Dirección conseguimos, la implicación de la plantilla en esta materia, mejoramos la gestión y eficacia organizativa y conseguimos una imagen de empresa responsable y positiva de cara al exterior.
Tras nuestro compromiso, el siguiente paso es la elaboración de un Plan de Igualdad. El artículo 46 de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, define un Plan de Igualdad como un conjunto ordenado de medidas, adoptadas después de realizar un diagnóstico de situación, tendentes a alcanzaren la empresa la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres y a eliminar la discriminación por razón de género.
Cualquier empresa pública o privada, con independencia del número de personas en plantilla, puede elaborar su propio Plan de Igualdad estableciendo la ley 3 supuestos de obligatoriedad para las empresas que tienen más 250 personas en plantilla, las obligadas por su Convenio Colectivo y aquellas en las que la Autoridad Laboral lo hubiera acordado en un procedimiento sancionador.
Y ¿la Igualdad de oportunidades para qué? La igualdad no es un fin en sí mismo, se trata de un dato como el resto de datos que manejamos habitualmente en nuestras empresas. Primero conocemos el resultado de lo medido, lo interiorizamos, nos ponemos un objetivo alcanzable y retador y buscamos a través de un método de trabajo, maneras de conseguir acercarnos a él o sobrepasarlo.
El resultado de este dato es una lluvia fina que cala poco a poco pero de forma continuada y riega todos los aspectos de la vida laboral de una persona en la compañía. Nos acompaña desde nuestra incorporación a nuestra desvinculación de la empresa, en función de este dato se nos da una retribución u otra, crecemos a nivel formativo o no, promocionamos o nos estancamos profesionalmente, nos comprometemos con la organización o acabamos yéndonos mucho antes de abandonar laboralmente la compañía, entendemos lo que se nos comunicamos o nos desentendemos de forma inconsciente con ella.
Si este dato, nos informa de la vivencia laboral de nuestra plantilla ¿No sería bueno para el empleador comprometerse en materia de igualdad, medir este resultado y comenzar a crecer desde el talento, el compromiso y la imagen que de él tengan sus iguales en el exterior?